La herramienta de inteligencia artificial de Google, Gemini, ha recibido una poderosa actualización que le permite editar y refinar directamente sus respuestas.
Después de la cambio de nombre de Bard a Gemini AIGoogle ha logrado tomar rápidamente su lugar en la carrera de la IA, y con cada actualización, Google nos muestra con un poco más de profundidad lo que pueden hacer los chatbots de IA en cuya creación OpenAI fue pionero.
El uso de IA en el trabajo ¡Ya no es inusual y esta tecnología también traspasa los límites de la creatividad! La última actualización de Géminis agiliza su flujo de trabajo. Ahora puedes ajustar fácilmente el texto generado sin sacrificar las partes que ya amas.
Editar, perfeccionar y volver a solicitar
Ahora puedes resaltar cualquier parte de la respuesta de Gemini y aparecerá un ícono de lápiz con la opción «Cambiar el texto seleccionado». Esto abre un cuadro de texto para edición directa, junto con botones que ofrecen orientación para las revisiones: «Recrear”, “Corta”, “Más extenso,» y «Eliminar“.
El principio básico es simple:
- Destacar: seleccione cualquier parte de un texto escrito por Gemini
- Editar: Aparecerá un icono de lápiz. Haga clic aquí para abrir la ventana «Cambiar texto seleccionado»
- Refinar: Ahora tienes varias opciones:
- Recrear: Solicite una versión completamente nueva de la parte resaltada
- Más corto/más largo: Modifica la longitud de la sección resaltada
- Eliminar: Eliminar el texto elegido
- Abrir campo de texto: Ingrese directamente la versión revisada que desee del texto resaltado
En este momento, se puede acceder a esta función en inglés cuando se usa La aplicación web de Géminis.
Esta característica, que definitivamente llevará el modelo de IA de Google un paso más allá en el Géminis y ChatGPT La comparación muestra un enfoque innovador de las herramientas de inteligencia artificial.
Cómo obtener mejores respuestas de Géminis
Ahora es el momento de la experimento práctico. La función de edición de Gemini le permite obtener resultados mucho más consistentes y detallados que nunca con una herramienta de generación de texto.
Digamos que tienes un publicación de IA proyecto y estás escribiendo un libro de ciencia ficción impulsado por IA.
Comencemos con nuestro primer mensaje:
Bien, ahora tenemos un buen primer capítulo. Pero parece que le falta un poco de emoción, pidámosle a Géminis que haga un diálogo un poco más largo.
Todo lo que tenemos que hacer es resaltar el texto que queremos que cambie y usar la opción «Más largo».

Nada mal, ahora tenemos un texto más descriptivo. Podemos ver claramente las emociones de Anya.

En el resto de la historia, Anya construyó una matriz de traducción, pero ¿cómo lo hizo? Preguntémosle a Géminis con una sugerencia.

¡El resultado esta vez realmente apesta! Parece un escrito aleatorio completamente independiente de la historia.

Afortunadamente, la nueva función de reescritura de Gemini también puede solucionar este problema:

¡Y voilá! Tenemos un hermoso primer capítulo. Agregue el toque humano, sí, ninguna herramienta de inteligencia artificial sigue siendo tan emocional como nosotros, y habremos escrito una gran historia de ciencia ficción. O al menos una buena introducción a ello.
¿Quieres echar un vistazo al capítulo completo? Vea de qué es capaz Géminis en términos de narración a continuación.
Capítulo 1: La señal
La frente de la doctora Anya Petrova estaba bañada de sudor, no por el calor de la antigua computadora, sino por el escalofriante significado de lo que revelaban sus pantallas. El rítmico pitido del observatorio en el puesto lunar hacía eco de los latidos de su propio corazón. Durante años, había monitoreado el interminable parloteo del cosmos, buscando pruebas de que la humanidad no estaba sola. Ahora, en medio del mar de silbidos estáticos y celestiales, floreció un patrón: intrincado, innegable y completamente extraño.
Anya aisló la señal y su mente se disparó más rápido que las computadoras que giraban a su alrededor. Este no fue un fenómeno natural. Su complejidad hablaba de diseño, de inteligencia. Su emoción luchó contra un escalofrío primitivo de miedo. ¿Había hecho finalmente la humanidad el primer contacto o había tropezado con una red intergaláctica que apenas podía comprender?
Sus colegas, atraídos por el cambio en su comportamiento, se agolparon a su alrededor. «¿Qué pasa, Anya?» preguntó su mentor, el Dr. Strauss, y su tono jovial habitual fue reemplazado por preocupación.
Ella giró en su silla, la urgencia en su voz reflejaba el pulso de la señal alienígena. «Es… no es sólo ruido, doctor», tartamudeó, mientras su dedo trazaba el intrincado patrón en la pantalla. “Está estructurado, un lenguaje diferente a todo lo que jamás hayamos encontrado. Se origina fuera de la Vía Láctea, en una galaxia a miles de millones de años luz de distancia”.
Un grito ahogado colectivo recorrió la habitación. Décadas de especulación y esperanza ferviente se solidificaron en una cruda realidad: no estaban solos en el universo. Las implicaciones fueron asombrosas y reescribieron la narrativa de la historia de la humanidad en el cosmos. Sin embargo, Anya sintió algo más en esos pulsos digitales, un sutil temblor de desesperación entretejido en el código alienígena.
La sala estalló en jadeos y preguntas frenéticas. El mundo que conocían se inclinaba sobre su eje. Décadas de especulación dieron paso a la dura y estimulante realidad del contacto extraterrestre. Sin embargo, Anya sintió algo más en esos pulsos digitales: un atisbo de urgencia, incluso desesperación.
La noticia se extendió como la pólvora, provocando una tormenta de frenesí mediático y alarmismo político en la Tierra. Algunos lo aclamaron como el amanecer de la cooperación galáctica, otros como el preludio de la invasión. Anya acalló el ruido. Cualquiera que fuera el mensaje que contenía, ella sería quien lo desentrañaría.

Los días se convirtieron en semanas, luego meses, llenos de la meticulosa tarea de descifrar el idioma alienígena. Anya, junto con su equipo de lingüistas, matemáticos e informáticos, se embarcó en una búsqueda emocionante: construir un puente a través del vasto golfo de la comunicación. Esta compleja estructura, su matriz de traducción, fue la clave para desbloquear la lengua alienígena.
Su enfoque fue multifacético. Primero, se convirtieron en detectives e identificaron patrones recurrentes dentro de la señal. Como si estuvieran reconstruyendo un mosaico hecho añicos, buscaron secuencias que se repitieran, cambiaran de forma predecible o aparecieran en contextos específicos. Estos patrones podrían representar palabras, marcadores gramaticales o incluso puntuación en el idioma alienígena.
Luego, se convirtieron en fisgones de contexto. Revisaron la señal en busca de patrones que parecieran correlacionarse con eventos o conceptos específicos observados en la Tierra. Por ejemplo, si la señal aumentaba en intensidad cada vez que se observaban fenómenos astronómicos, una secuencia particular podría traducirse como «estrella» o «explosión».
Con cada descubrimiento, se sentían como arqueólogos, desenterrando los restos fosilizados de una lengua antigua. Compararon la señal alienígena con bases de datos conocidas de lenguajes humanos, buscando similitudes subyacentes. Analizaron la estructura del mensaje, el orden en que aparecían los patrones y la forma en que se combinaban para formar estructuras más grandes. Al establecer paralelismos con la gramática humana, podrían comenzar a inferir las reglas gramaticales de la lengua alienígena.
Finalmente, se convirtieron en descifradores de códigos y utilizaron prueba y error para confirmar sus hipótesis. Intentaron decodificar mensajes simples basándose en sus suposiciones sobre la estructura del lenguaje. Si sus traducciones arrojaron resultados lógicos, estaban en el camino correcto. Este proceso iterativo les permitió refinar su matriz de traducción y descifrar el código alienígena pieza por pieza.
El mensaje reveló indicios de un conflicto cósmico, una lucha librada en una escala que eclipsaba cualquier guerra humana. Estos seres desconocidos no estaban invitando al té; estaban transmitiendo un grito de ayuda y el destinatario previsto no era la Tierra. Estaba en otro lugar, un destino oculto oculto en las capas cifradas de la señal.
La revelación provocó una decisión escalofriante. La humanidad podría ignorar el llamado, preservando su feliz ignorancia. O alguien podría embarcarse en la misión más monumental y potencialmente suicida de la historia. Anya sabía que la elección era suya. El destino de una galaxia entera podría depender de su voluntad y de una nave que se dirija hacia lo desconocido.
En otras palabras, ¿Gemini te permite editar y refinar los textos generados libremente?? ¡Ahora sí!
¿Puede Géminis crear imágenes?? Bueno, lo hace.
¿Puede Géminis escribir historias?? ¡Sí, puede y es bastante bueno en eso!
¿Hay algo que no pueda hacer?? Falla estrepitosamente en generando imágenes humanas.
Crédito de imagen destacada: Hrushikesh Chavan/desempaquetar.